31 de marzo de 2011

Bichos.

Días como hoy, cuando pasas una tarde entera mirando por la ventana y el sol te quema poco a poco la piel, puedes llegar a odiar a franceses que acaban de llegar atemorizados y con ganas de fiesta por el mero hecho de que te han robado una tarde de tu vida.
Una tarde que recuperaba todas las tardes guardadas en la memoria y que, posiblemente, iniciaba la maratón de la siguiente.
Pero, al fin y al cabo, para los franceses, una tarde es una tarde.
Y yo, qué le voy a hacer, si apenas puedo remediarlo. C'est la vie.
Las cucarachas, las canciones, las botellas y las carcajadas habrá que desempolvarlas otro día.

30 de marzo de 2011

28 de marzo de 2011

Replay.

¿Sabes? No quiero volver a enamorarme. Me da pánico. La simple idea de elevarme por las nubes para después caer desde lo más alto me aterroriza. No quiero partirme más huesos del corazón. Y, sin embargo, cada vez parece completamente distinto.
Ahora tú eres esa persona con la que pasaría horas hablando de cualquier cosa con tal de escuchar tu voz. Ni siquiera necesitaría un beso para ser feliz. No consigo mantenerte la mirada sin tener miedo a que mis ojos delaten lo que mi corazón aún no está preparado para confesar y, sin embargo, odio esperar. El tiempo que pasa es tiempo perdido. Es tiempo que me hace recordar, comparar y asustarme.
Soy una persona nacida para querer y, sin embargo, irónicamente, parece que la vida me hace huir del amor. Puede incluso que sea una cobarde, no lo niego. Soy transparente, pero no lo suficiente. Y siempre acabo dándole vueltas a lo mismo, a si todo lo que he hecho en mi relativa y corta vida amorosa ha tenido algún sentido.
En realidad, ni siquiera sé si mi propia vida tiene algún fundamente lo suficientemente fuerte como para aguantar todos mis vaivenes. Vivo rodeada de mentes extrañas, y la única que realmente me comprende ya pertenece a otra relativamente superior. Y los demás, los que me ayudan a sonreír, se los lleva la marea y muchas veces los trae demasiado diferentes como para que pueda volver a entenderlos. Pero no los puedo perder. Muchas veces, es lo único que me queda. Una familia hecha a partir de retales extraños, de abrazos y de sonrisas.
Pero supongo que da igual, nadie va a escuchar las locuras de una adolescente como yo.
Supongo que lo único que tengo que hacer es desconectar. Y, durante el tiempo necesario, ser una simple máquina de funcionamiento simple.
Hasta entonces...te odio, almohada. No haces más que darme en qué pensar.

24 de marzo de 2011

19.

Sumisa, pesada, terca, tonta.
Un día te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, de cómo cambia la gente, de lo mucho o poco que necesitas a determinadas personas. Abres un álbum viejo de fotos y ves caras que antes lo significaban todo y ahora no te dicen nada. Lees un libro y recuerdas frases que antes no dejabas de repetir y que ahora se han quedado colgadas en el aire. Rebuscas en tus recuerdos y encuentras miles de momentos que, por aquel entonces, pensabas que jamás ibas a olvidar; y sin embargo ahora están difusos.
Hay historias que nunca se cuentan, historias que decidiste olvidar, hasta que un día descubres que no tiene ningún sentido seguir escondiéndolas. Entonces, mientras las cuentas, una oleada de sentimientos y emociones te dejan confusa, y durante un tiempo recuerdas como si fuera ayer todo aquello que habías vivido.
Hoy ha sido mi día de recordar sonrisas escépticas y paseos por un parque agarrándome a una mano que me hizo tremendamente feliz. Hoy ha sido un día de recuerdos que duelen pero a la vez hacen sonreír, porque aquella fue mi historia, probablemente la única historia de mi vida. Una historia con banda sonora propia, paisajes inventados e incluso nuestras propias palabras, porque todo amor que se precie de serlo tiene que tener su lenguaje especial. Un amor bañado en Fito y canciones de los 80' en el que yo acabé siendo un calamar o un pájaro carpintero y tú una trucha, aunque nada tuviera sentido. Un amor donde las sonrisas se pintaban con pinceles. Un amor sujetado con millones de globos, como la casa de UP.
Después de todo, creo que queda terminantemente prohibido no sonreír.
Nunca Beethoven dio para tanto.

23 de marzo de 2011

Love again.


Bien, estupendo. Ya te has hecho un hueco en mi cabeza y otro en mi sonrisa. Ahora sólo falta que yo haga uno en tu corazón.

18 de marzo de 2011

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Si en dieciséis años no has conseguido entenderme, deja de intentarlo, no lo vas a conseguir. Soy más compleja de lo que te crees, y es esa simple diferencia la que me hace darme cuenta de que me niego rotundamente a ser como tú. No quiero. Me repugna la idea de pasarme la vida criticando, aun sabiendo que soy injusta al pensarlo, pero no puedo evitarlo. No puedo evitar mirarte y saber que no te quiero tanto como debería. No puedo evitar gritarte ni enfadarme contigo, porque soy la cara opuesta de tu moneda, y no me dejo perder tan fácilmente. He sido tu caballo durante todo este tiempo, pero es hora de que dejes de ser el jinete. Ya no te necesito. No tanto como tú quisieras. A veces me gustaría que pudieras ser tan sólo la mitad de lo que eres, que no tuviera que mirarte de dos maneras diferentes para intentar entenderte. Me duele ver cómo todo el mundo te conoce mucho mejor que yo, y te quieren, te aprecian, y yo no puedo. Pero no es porque no lo intente. A lo mejor, simplemente, este no es mi sitio adecuado. A lo mejor me presenté en el lugar y momento inoportunos cuando tú más creías que me necesitabas. A lo mejor soy solo un error demasiado difícil de corregir.
Pero, desgraciadamente, prefiero ser una mediocre, mentirosa, infantil, inmadura, cínica y toda esa lista de adjetivos con los que me adulas antes que tener la ambición de algo a lo que ni siquiera pretendo llegar.
Y hoy, precisamente hoy, es uno de los peores días para pensarlo. Pero no puedo evitarlo.

Freak

Me han bastado menos de 24 horas, unas cuantas sonrisas, caras tontas, cosquillas, lirios, corrillos, pellizcos y muchas risas para empezar a plantearme si quiero quererte o no. Eres complejo. Soy compleja. Y unos cuantos secretos de autobús pueden desmoronar mis construcciones mentales.
Es probable que esté soñando demasiado deprisa, pero soñar es gratis, pequeño.

16 de marzo de 2011

Them.

No se puede. Con ellos no se puede.
No hay día que pueda dormir tranquila sin tener la imperiosa necesidad de estrujar algo entre las manos hasta perder todas mis fuerzas.

14 de marzo de 2011

It's raining again.


Me encanta. Me encanta despertarme y oler a hierba mojada, seguir el sonido de las pisadas en los charcos, hacer carreras de gotas en las ventanas, que se me caigan gotas en las pestañas, gotas tímidas que corren por las mejillas, los golpes secos en los tejados, los perros que se centrifugan lanzando millones de gotas al aire, quitarme el paraguas y dejar que la lluvia marque su propio camino en mi cuerpo.
Creo que voy a guardar un poquito de lluvia en un bote para hacer carreras de gotas los domingos. ¿Te apuntas?

12 de marzo de 2011

Latido enojado.

Hoy me he dado cuenta de que mi vida es una circunferencia perfecta llena de las mismas imperfecciones. Un eterno retorno del que, desgraciadamente, ya no puedo escapar.
Es una vida a base de esquemas, patrones simples y sin ningún fundamento que, al final, siempre llevan a las mismas consecuencias. Yo, con mis ganas muchas veces equivocadas de comerme el mundo, salgo desbocada a la calle. Mientras tanto, ellos, me sujetan y van dejando escapar su paciencia poco a poco, como en una olla a presión. Entonces, un día cualquiera, una de mis ideas hace estallar esa olla y todo se desmorona. La casa se convierte en un conjunto de paredes vacías en las que solo se respira silencio y tristeza, donde huele a corazón roto y todo sabe salado por las lágrimas.
Soy un error irremediable de la naturaleza, pero lo tengo asumido.

5 de marzo de 2011

Latido remojado

Cualquier tarde podría haber sido mil veces mejor. Una lasaña, unos crepes, un sofá, muchas fotos horrorosas, un perro que no para de ladrar. Cualquier tarde podría haber sido mil veces mejor, pero esta no lo ha sido.
Una tarde de lluvia en la que las gotas saben a alcohol, una tarde en la que la lluvia destiñe los corazones, una tarde en la que las gotas de la lluvia se pegan en tus ojos y brotan de ellos sin poder parar. Y, mientras tanto, yo miro sin saber qué puedo hacer.
Me tiemblan las manos, desahogo mi ira destrozándome los nudillos solo para sentirme mejor, doy vueltas, resoplo, grito, lloro. Y tú no paras.
Entonces, misteriosamente, una interminable lista de chistes malos, unos abrazos de corazón, guiños de ojo, una nariz roja y palabras escogidas con mucho cuidado hacen que esa sonrisa vuelva a tus labios.
Sonríe pequeña, que tu sonrisa mueve el mundo.

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-Últimamente todo el mundo cambia, creo que me apetece volverme alguien distinta.
-¿Sí? ¿Y qué piensas hacer? ¿Teñirte el pelo, cortártelo, cambiar tu forma de ser?
-No, he decidido cambiarme el color del alma. Voy a pintarme el alma de color transpartente, que así puedes conocerme.