31 de marzo de 2011

Bichos.

Días como hoy, cuando pasas una tarde entera mirando por la ventana y el sol te quema poco a poco la piel, puedes llegar a odiar a franceses que acaban de llegar atemorizados y con ganas de fiesta por el mero hecho de que te han robado una tarde de tu vida.
Una tarde que recuperaba todas las tardes guardadas en la memoria y que, posiblemente, iniciaba la maratón de la siguiente.
Pero, al fin y al cabo, para los franceses, una tarde es una tarde.
Y yo, qué le voy a hacer, si apenas puedo remediarlo. C'est la vie.
Las cucarachas, las canciones, las botellas y las carcajadas habrá que desempolvarlas otro día.

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